Evidentemente el ser humano es muy pequeño comparado con la grandeza de la naturaleza y cualquier acción que pueda hacer éste no acabara con la vida de nuestro planeta y mucho menos con la vida que pudiera haber en otros. Sin embargo esta evidencia no nos puede cegar sobre la belleza del equilibrio natural, equilibrio al que pertenecemos. Tal como el ser humano ha transformado el equilibrio natural de la Tierra, así tiene transformado el equilibrio natural propio. El uno es reflejo del otro. Y avanzar en un camino que atenta en cada paso contra nuestra especie y contra todas las demás especies es una idiotez propia de la mente humana y de sensaciones que se implantan en ella como el ansia, la ira, el odio o la avaricia.
Entender la unión y la cadena de la que formamos parte todos los seres vivos del planeta, nos llevaría, sin duda por un camino hacia una experiencia sensorial real.
No hay comentarios:
Publicar un comentario